elogio de la antropología

"Lo que son las cosas. De un lado, las instituciones halagan a la antropología encarnada en uno de sus más célebres cultivadores. Del otro, un orden académico que tiende a despreciar las opciones menos rendibles como parte de la universidad-negocio o menos aprovechables para las exigencias de un mercado laboral que se alimenta de astucia, eficacia y obediencia, pero no reflexión ni profundidad. Total, ¿qué puede aportar la antropología? ¿Qué ha aportado Lévi-Strauss en sus libros y en sus clases? Sólo rigor y seriedad en el análisis del contacto entre culturas o religiones, voluntad de restituir la complejidad de los fenómenos sociales, virtudes tan necesarias hoy en día, cuando los problemas que llevan décadas preocupando a Lévi-Strauss y a los antropólogos cobran más intensidad y se nos muestran más cercanos.
No se puede decir que ese tipo de habilidades tenga demasiada salida en los tiempos que corren. ¿Qué puede esperarse de ese empleo que requiere tenacidad y paciencia en el trabajo de campo, artesanía en las descripciones, escrúpulo en los análisis y prudencia en las conclusiones? ¿Cómo puede competir en un terreno copado por la trivialidad, por los juicios precipitados, el vértigo de la última noticia, el espectáculo fácil, las sentencias de intelectuales serviles? ¿Qué puede aportar esa extraña disciplina que escribe a mano sobre la vida que transcurre ante sus ojos?
¿Qué lugar le espera luego del triunfo final del pensamiento todo-a-cien?"...

Elogio a la antropología. Manuel Delgado, EL PAÍS, 4/04/05

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