hablando tacheles

Terminamos tomando algo en el Tacheles. Se trata de un antiguo centro comercial en la Oranienburgerstrasse que fue okupado al caer el Muro y que mantiene su estética de entonces, sobre todo en la fachada posterior, destripada por los bombardeos de la II Guerra Mundial, que de noche adquiere un aire fantasmagórico. Hoy el edificio alberga un par de bares, talleres de artistas, un cine y alguna galería. En verano descubriría, además, que el patio se convierte en una gran terraza en la que conviven las actividades más incompatibles: una redada policial, cócteles sofisticados, música tecno y un concierto acústico, todo al mismo tiempo y sin grandes sobresaltos.
No puedo evitar algún comentario sobre lo insólito que resulta un lugar así en el meollo de una gran ciudad. A pesar de que, muy probablemente, su peculiaridad ya sólo sea estética o, mejor, estetizada. De nuevo tropezamos con el aparente desinterés por los solares vacíos en el centro de Berlín. Pero me pareció que, en el bar donde estuvimos, la clientela era de lo más convencional. Entre ella destacaba un grupo de italianos gritones con mucha pinta de erasmus.
Por cierto, M. me explicó que "tacheles" es una palabra yiddish que significa algo así como "claro", "evidente". Aunque este diccionario traduce la grafía "takhles" más bien como "result, purpose, serious business", la traducción que ofrece la propia web de la casa sí que me cuadra: "hablar claramente, revelar, explicarse, dar la opinión a alguien; perseguir un objetivo, confirmarse, ir al grano". Pero, entonces, ¿se trata de un verbo o de un adjetivo? Dudas gramático-trascendentales...

Foto: Blanca Callén

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