i de inicial
Siempre he pensado que tengo una inicial muy poco plástica para inventar cosas con ella... Al menos en mayúscula, porque la humilde minúscula tiene, al menos, su puntito.
Quizá por eso nunca he estado convencida de mi firma oficial, como me recordó anteayer una conversación casual mientras firmaba mecánicamente. El garabato es un intento más bien fallido de darle brío a una letra un poco pusilánime. Un poco como la inefable princesa i de "El País de las Letras", el método con el que aprendí a leer.
De todos modos, recuerdo haberme sentido muy ultrajada cierto día en que una maestra anciana escribió mi nombre con una i mayúscula como de otro siglo, rozando la J contemporánea. Decididamente yo no me llamaba así...
[Más letras bonitas en la web de Jessica Hische, a donde he llegado vía Jamillan]
No hay comentarios:
Publicar un comentario