prejuicios lingüísticos


A partir de aquí me pareció que su discurso descarrilaba bastante, pero también pensé que sigo teniendo dificultades a la hora de dar crédito o no a lo que me cuentan en alemán. Me dije también que quizá este defecto sea en realidad una virtud, puesto que me libera hasta cierto punto de los prejuicios que se me podrían activar al oír mi propio idioma. Pensé, como tantas veces, en Malinowski, y me pregunté hasta qué punto él, confrontado con una sociedad y una lengua tan distantes de la propia, sería capaz de distinguir a un sabio de un loco entre los trobriandeses con los que conversaba.

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