2 de noviembre
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N. lleva once años en Berlín y parece que prevé quedarse. En una primera época estuvo sobreviviendo con muy poco dinero, y, por ese motivo, frecuentando los Voküs ["cocinas populares"]. No llegó a vivier en una casa ocupada, que por entonces eran numerosas, porque le daba miedo pasar frío en invierno. Pero frecuentó esos ambientes y participó en asambleas, fiestas y actividades varias. Durante algún tiempo estuvo incluso cocinando Vokü con sus compañeros de piso. Subraya que se lo pasaban en grande preparando platos españoles: tortilla de patatas, sangría... Compraban los productos, aunque por aquel entonces era más fácil que ahora conseguir lo que los supermercados iban a tirar. De ello se nutrían muchos Voküs, pero ellos en concreto optaron por la compra en grandes cantidades. Según dijo, el dinero que la gente obtenía no era para ellos, sino en general para la restauración o el mantenimiento de las casas. N. diferencia claramente entre varios "estilos" de casas ocupadas: aquellas donde primaba la fiesta y el consumo de drogas, y otras de orientación más política, casi sin término medio. Cuenta que los "latinos" como ella tenían a veces problemas de integración en estas últimas porque no dominaban el alemán y, al no entender bien, optaban por faltar a las asambleas, que eran muy frecuentes y servían para dirimir casi cualquier cosa.
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