en la conferencia de la European Association of Social Anthropologists
Inevitablemente, a lo largo de la conferencia me ha tocado explicar muchas veces lo que hago... y dónde lo hago. Y aquí viene una de las reflexiones que he hecho estos días. He descubierto al menos uno de los motivos de mi "heterodoxia", una de las razones de la incomodidad vaga que siento a veces al hablar de mi trabajo. Allá va mi hipótesis: soy alguien del Sur de Europa que ha ido a interesarse por algo que ocurre más al Norte. Con muy pocas excepciones, los antropólogos que conozco estudian sociedades o grupos sociales con los que, por la propia pertenencia grupal del investigador, se parte de una relación de poder. No he conocido a afganos estudiando el fenómeno de la Superbowl, a griegos interesándose por la cultura pesquera de los noruegos, ni a somalíes estudiando las actitudes de los italianos hacia su patrimonio artístico. Se presupone, en primer lugar, que el interés ha de tener que ver con condiciones históricas, sobre todo con los lazos coloniales y las estructuras institucionales que se derivaron de estos. Y, si no, siempre existe la posibilidad de hacer Anthropology at home, aunque para ello haya que ir primero a formarse más al Noroeste, y también procurar publicar en esas latitudes.
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La historia, pues, actúa tanto sobre la "curiosidad científica" como sobre las instituciones académicas y financiadoras.
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