crítica del exceso



En toda su comparación histórica aparecía una cuestión moral: la crítica del exceso y del derroche que son hoy la norma. Decían que los niños, al caer el Muro, quedaron totalmente deslumbrados ante la variedad y la cantidad de productos que aparecieron ante sus ojos. B. contaba que su hijo pequeño, que hoy tiene 15 o 16 años, tuvo muchos más juguetes que los mayores, hoy en torno a los 30. Estos se quejan del agravio comparativo. Pero, dice B., la cuestión es que entonces "no había más". Además, dice, tampoco se puede jugar a tres cosas a la vez, ni comer todos los pasteles que existen. Por eso mismo le parece inútil tanta variedad, además de indeseable. Ambas mujeres describían cómo hoy los niños utilizan el argumento de que todos tienen tal cosa, por ejemplo un móvil, para convencer a sus padres de que se lo compren, evitando así que el niño se sienta "inadaptado". Y aquí pusieron el ejemplo de mi grabadora, que les había sorprendido porque tiene aspecto de virguería tecnológica: para ellas, uno más de esos objetos superfluos que nos invaden. Sólo una de ellas reconoció tímidamente que los avances tecnológicos comportan algunas ventajas...

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