17 de octubre

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Hice algunas tareas caseras y volví a salir con la idea de ingresar mi aportación a la Koop (cooperativa de consumo). Era mi primera experiencia con la "cara humana" de los bancos berlineses: hasta entonces sólo había tratado con cajeros automáticos... Me atendió un chico jovencillo en una oficina de Frankfurter Allee. El sistema era, de entrada, como en España: ese nuevo diseño de oficinas con mostradores y mesas diseminadas, sin cristales blindados ni ventanillas, en las que el cliente tiene que esperar algo confundido en mitad de un espacio ambiguo y enmoquetado, preguntándose si todos los mostradores serán para lo mismo y acechando cuál de ellos se libera antes... Encontré, eso sí, un par de diferencias. EN primer lugar, el horario: abierto de lunes a viernes de 9 a 18h. Y, después, que los empleados no manejan dinero: entregan al cliente una tarjeta de plástico en la que han "anotado" la transacción, y entonces toca ir a un cajero extraño que escupe la cantidad correspondiente. El empleado, viendo mi inexperiencia, me acompañó hasta la máquina, muy correcto él...
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