24 de octubre
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Tras las presentaciones, la reunión comenzó con una actividad lúdica: al llegar otra persona con un cargamento de manzanas de un proyecto de Selbstversorgung (autoabastecimiento), W. propuso lo siguiente: puso sobre la mesa una manzana neozelandesa ("de diez días de antigüedad") comprada en Kaiser's [un supermercado] a precio muy bajo, y, junto a ella, dos manzanas procedentes de Friesland y de cerca de Bremen. Las troceó, las puso en platos distintos, e invitó a algunos asistentes a tratar de identificarlas con los ojos tapados. Se ofrecieron dos personas que, a lo largo de la reunión, se revelarían como especialmente participativas. Y, en efecto, ordenaron las manzanas según su sabor de acuerdo con las expectativas. W. preguntó por qué eran más caras las manzanas alemanas que las traídas de Nueva Zelanda... Él mismo dio la respuesta: porque el transporte por mar desde las antípodas resulta más barato que el que se produce en el interior de Alemana... El ritual de las manzanas suscitó comentario s a media voz por toda la sala: si el objetivo era hacer pensar a los asistentes, creo que funcionó en más de un caso.
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