24 de septiembre

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Después recorrí los Spielplätze (zonas de juego) de la plaza y observé cómo jugaban los niños... y muchos padres, tan embadurnados de arena como sus hjos. Volví a preguntarme si realmente disfrutamos tanto del buen tiempo y del aire libre en España. Es como si, al sobrarnos, no supiéramos qué hacer con él. Aquí, sin embargo, es como si cualquier actividad se llenara de sentido, como si su valor o su interés se multiplicara por el hecho de hacerse al aire libre. Un ejemplo: en el programa de cursos de la Volkhochschule, en el capítulo sobre cursos de alemán, hay una foto de una profesora y un alumno en una especie de jardín. El pie de foto dice algo así como "asesoramiento lingüístico también al aire libre". ¿A quién se le ocurriría algo así en España? Lo mismo ocurre con la apropiación de las aceras. En nuestras ciudades existen regulaciones estrictas sobre su uso, por ejemplo, para la exposición de productos a la venta o para la instalación de terrazas. Aquí todos los comercios tienen como mínimo un apararca-bicis y un cartel o una pizarra anunciando sus servicios. Y hasta los quioscos y los colmados sacan en el buen tiempo un banco a la acera para que los clientes puedan sentarse un rato a tomar el sol. Además, en nuestras ciudades se ha perdido totalmente (con la excepción de algunos barrios de costumbres más rurales que urbanas) la costumbre de sacar una sillas a la acera y estar allí de tertulia. En Berlín (y también lo he visto así en algunos lugares de Holanda), hay familias que incluso sacan un sofá y tienen a los niños jugando alrededor...
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

fins a quin punt té a veure l'espai no privat de què es disposa? es podria fer el mateix amb una ciutat densa, que disposi d'espai només en llocs delimitats i oficials, com parcs?

p i r e n e 1 9 7 9 [at] h o t m a i l . c o m dijo...

en mi opinión, lo particular de Berlín es la ambigüedad de algunos de sus espacios, su "no oficialidad": hay, por ejemplo, muchos solares que, al caer la RDA, dejaron de ser propiedad estatal y quedaron a la espera de que los reclamaran sus antiguos propietarios... pero, en ocasiones, se habían perdido toda pista de estos desde la II Guerra Mundial. por tanto, ahora no está muy claro a quién pertenecen. por otro lado, hay terrenos privados con un propietario conocido, pero en los que no se realiza ninguna actividad económica porq no se prevé q vaya a ser rentable. es el caso de esos solares que se han convertido en "jardines vecinales". y, por supuesto, estoy de acuerdo con lo q dices: el Estado, o el Ayuntamiento, parecen conservar la propiedad de una proporción importante de los terrenos, q se destinan a infraestructuras concretas: aceras anchas, carril bici, parques, plazas, zonas de columpios... habría q ver los números para poder defender que realmente existe esta "proporción importante"... pero, si miras Berlín desde un avión, la sensación, efectivamente, es q es una ciudad muy "esponjada", por así decirlo. no sólo es mi impresión: anoche, por ej., me lo decían unas amigas justo después de aterrizar por primera vez en la ciudad.