5 de septiembre
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Por la tarde, nos encontramos con A., L. y la pequeña en el "Pfinder", un bar entre original y canalla cuya especialidad es la absenta, y que además parece ejercer de sucursal permanente del Flohmarkt de los domingos: en la terraza, en varias butacas, se exponen objetos variados (ositos de peluche, botas militares). No me queda claro si se venden, se cambian o se regalan... Además, en el bar se hacen proyecciones de cine porno de los años 20. Las sesiones son gratuitas, pero, como advierte el cartel, la bebida se paga... Los parroquianos parecen fieles al establecimiento y amigos del camarero. Y, desde luego, su aspecto es excéntrico. Cuando entro a pedir la bebida, me dan a elegir entre un arsenal de cervezas "bio". También hacen tostadas baratísimas, y regalan una pastilla de chocolate a todo el mundo.
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